Perspectiva Divina

Se ve que el fin de todo este embrollo enorme está cada vez más y más cerca y por ello las difamaciones, las campañas, la ignoracia (y todo lo que ellas conllevan) afloran con mayor rapidez. Son como semillas enterradas que al recibir la luz brotan como malas hierbas. Y como esta luz es La Luz, la auténtica y real, las hace florecer y esas semillas cumplen su función en el plan divino, crecen, florecen y hasta se reproducen, pero esas semillas no son consciente de que la vida, su manifestación se las dio La Luz y, cumplido su cometido y función, perecerán como todo lo demás.
 
El Señor en estos últimos años ha cambiado el voltaje e intensidad de su Luz, si antes tenía diez mil vatios de potencia, ahora tiene cien mil, y como es más potente alumbra más lejos, más distancia, más espacio, más lugares y muestra a la vista más cosas, deja a los ojos de todos mayores evidencias. Ahora somos más conscientes del Amor y ecuanimidad de esa Luz, que a todo lo alumbra y a todo manifiesta según sus características y conformidad, tocando incluso hasta la piel misma del Maestro, queriéndose enredar en Él como una zarza que trapara para aprisionarle y cubrirle. Es parte del Dharma divino, de Su Sankalpa y así tiene que ser. Nosotros, entretanto, disponemos de la discriminación para saber y entender qué está sucediendo.
 
Hace años, cuando arreció la campaña nacional e internacional contra Sathya Sai Baba con acusaciones y vejaciones muy duras sobre Su personalidad y acciones, me tocó internamente como a tantos. Decidí entregarme a mi corazón como residente mayor de la Verdad y en la conciencia de que Él y yo eramos/somos expresiones de Lo Mismo.

Indagué por mi cuenta y me metí en el vertedero de basura de las web's que pululaban por internet diciendo infinidad de disparates (aún hoy), y en ello rebuscando en la basura para encontrar algo que mereciese la pena, algo que salvar de ahí, una razón concreta.
 
No encontré nada. En su lugar, acusaciones, testimonios, que se repetían los mismos unos a otros, que se duplicaban por aquí y por allá, llenos de superficialidad y rabia. Sea lo que sea, y tras comentarlo e indagarlos con otros amigos, llegué a un doble conclusión:
 
Por un lado, que cada cual tiene su experiencia y que no voy a entrar a desmentir o confirmar la experiencia de otros por que es suya, interna, y le corresponde a su propio karma, y que yo tengo la mía; a quien le ha tocado el sufrimiento por su experiencia con el Maestro, a mi ha sido bendición y gloria; a quien le ha sido pena y angustia, a mi ha sido alegría y serenidad. Y gracias a ello, indagué más profundamente en la compasión, en comprender lo que a otros les toca vivir y en compartir su penar con mi oración, luz y amor por ellos. Ni les quito ni les doy la razón, ¿quién soy yo para ello?, pero, sin embargo, ellos no pueden echarme su experiencia sobre mi, no me la pueden arrojar y, cuando hacen esto último,  es cuando veo la confusión o el interés oscuro con que pretenden hacerlo.

Y todo ello es parte igualmente de Su Plan, y de esa semilla de "mala hierba" que debía de nacer porque la misma Luz la alimenta y porque ha de cumplir Su papel en el juego. Mi papel será aceptarlo y sentir la compasión por ello, y si me toca a mi, si está en mano, en mi papel, tendré que aplicarle el pesticida correspondiente o arrancarla de cuajo porque, de lo contrario, contaminará a todo lo demás y entonces habré actuado con negligencia.
 
Asimismo, y a raíz de la campaña contra Sai, también me pregunté en el satsang con una amiga del alma, que si quedaran demostradas y comprobadas todas las acusaciones, cómo iba yo a mantener Su enseñanza. Y realicé que mi corazón, las células de mi cuerpo estaban en sintonía con Su Enseñanza, que no me decían que esto o aquello era verdadero o cierto, sino que era real, que la Enseñanza es parte del cuerpo mismo, de mi cuerpo, y que, aunque lo peor sobre Swami se produjese, no había marcha atrás sobre la conciencia del principio de la Divinidad interna y nuestro papel en este plano de la existencia. Sentí una certeza profunda, más allá incluso de mi amor por Su Forma, la certeza de que lo que sabía, lo sabía de forma innata. Pero también la certeza sobre Él, Su Amor, camino y guía.  
 
Por otro lado, una amiga devota de Sai me decía hace unos días en Puttaparthi, hablando sobre personas mal encaradas o de mal carácter que rodean a veces al Maestro, o que nos ponen infinidad de impedimentos a la hora de acercarnos a Él, etc. (aunque sin embargo está muy cerca de Él), que, si me daba cuenta, el Señor se rodea de monstruos. Nos reíamos con la ocurrencia, pero en el fondo llevaba una carga sutil muy produnda y siento que verdadera.

Al igual que en los santuarios hindues o en los bestiarios de los cristianos, o en los cielos budistas, o en las tradiciones mayas o aztecas, por ejemplo, hay figuras monstruosas que se tallan en piedra, o adornan paredes, o centran el contenido de historias, la función de éstas es espantar, crear miedo ante la cercanía de lo Divino, separar ante la cercanía del tesoro, alejarnos de la verdad profunda. Sólo si somos capaces de pasar o sobrellevar esta prueba, del encuentro con lo horrible, lo monstruoso, lo turbador o demoníaco, podremos llegar a la esencia final, podremos abrir esa última puerta que accede al Sancta Sanctorum donde Ello se revela con todo su esplendor.
 
Creo que todas campañas y sus actores son esos monstruos que tiene como finalidad amedrentarnos en el camino espiritual, en el acceso a la realización, a la última puerta de la Divina Ananda. Un último sufrimiento, una última prueba antes de la Divina Alegría, de la Eternal Bliss.
 
También me voy dando cuenta que los pensamientos turbadores que aparecen sin razón en momentos de meditación o lo sacan a uno de un estado de unidad interior cumplen esa función de descentrar y espantar para que la indagación se haga más profunda y para comprender - y hasta disfrutar- que Su Mano estás detrás de esos pensamientos y ese movimiento.
 
En el fondo hay que sentir compasión y agradecimiento por estos monstruos-campañas: nos hace crecer en nuestro amor, en la fe por uno y por los demás y en la comprensión de que lo que está pasando es lo que tiene que ser, y, a la vez, el agradecimiento por el papel que desempeñan ya que gracias al mismo nos hacen más consciente de nuestras convicciones, de  nuestra búsqueda y certeza, la danza de Shiva-Shakti.
 
¡Qué misterio tan profundo cómo se mueve la Divinidad, qué sujeto de contemplación y de meditación este enorme lila...!
 
-Enrique, Granada, España

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